Los vocablos estrella de 2016 fueron posverdad y populismo. El primero se
llevó el galardón del Diccionario Oxford; el segundo, el reconocimiento de la Fundación del Español Urgente de la Agencia EFE.
En el anterior post hacía
referencia a que las redes propician la emisión de contenidos no contrastados
procedentes de emisores difusos y poco solventes. En este me gustaría poner
foco en algunos de los emisores que no son tan difusos y de solvencia
contrastada en cuanto a sus perversas intenciones.
Los servicios secretos de China, (480 millones
de post de propaganda al año) Rusia, el llamado Estado Islámico, etc.. son
algunos de ellos, y gastan ingentes sumas en producir intoxicación informativa,
lo que demuestra el gran negocio que hay detrás de la fabricación de noticias
falsas.
Sites como el
estadounidense The National Report, demuestran
como un medio que solo difunde Fake News es enormemente
rentable por la gran cantidad de visitas que recibe y la publicidad que atrae.
The National Report,
ha perfeccionado el arte de hacer que la gente lea y comparta Fake News que les
ofrece. Como declaraba su fundador, bajo el seudónimo de Allen
Montgomery, en una entrevista a la BBC:
"El
nombre mismo del sitio es parte de la fórmula: tienes que tener un sitio para
tus noticias falsas que se vea lo más legítimo posible".
"Obviamente,
el titular es clave. La gente deja de leer después del titular y los dos
primeros párrafos, así que, si estos suenan como noticias legítimas, puedes
hacer lo que quieras con el final de la historia, hasta volverla
ridícula".
“Cuando damos en el clavo e impulsamos esas
historias, ganamos miles de dólares", dice
Montgomery.
Volviendo a la
tesis del anterior, sobre la problemática sobre los canales más habituales de
información utilizados por los jóvenes y su capacidad de discriminación entre verdadero y falso.
Canales de consumo
de noticias:
En un estudio reciente del Instituto Reuters, se consultó sobre
consumo de noticias a 50.000 personas en
26 países, la mitad de los encuestados respondió que utilizaba las redes
sociales para informarse. El 30% de los que rondaban los 18 y 24 años aseguró
que Facebook y Twitter —y no la televisión— eran sus principales fuentes de
noticias. En España las fuentes de consumo de noticias se reflejan en este gráfico:
Capacidad de
discriminación entre lo falso y lo verdadero:
En un estudio que publicó en noviembre pasado la Universidad de Stanford, se analizó la capacidad de juzgar la
credibilidad de la información que inunda los smartphones, tablets y
computadoras de los jóvenes.
Entre enero de 2015 y junio de 2016,
administraron 56 tareas a estudiantes de 12 estados. En total, recopilaron y
analizaron 7.804 respuestas de los estudiantes.
El trabajo de campo incluyó escuelas de bajos
recursos en el centro de la ciudad en Los Ángeles y escuelas bien equipadas en
los suburbios en las afueras de Minneapolis.
Las evaluaciones universitarias, se centraron
en búsquedas en Internet abiertas, se administraron en línea en seis
universidades diferentes que iban desde Stanford, una institución que rechaza
el 94% de sus solicitantes, a las grandes universidades estatales que admiten
la mayoría de los estudiantes que inscriben.
Según este estudio el 80% de los chicos que
iban al instituto no fueron capaces de distinguir un publirreportaje de un
reportaje auténtico. Dieron muestras, igualmente, de creerse los posts de
Facebook con independencia de la identidad del emisor o de su conocimiento
sobre los temas.
La mayoría de los universitarios ni clicaba en
los tuits que veía en su timeline para comprobar la verosimilitud de las
fuentes de las noticias, ni fueron capaces de establecer una conexión entre los
sondeos patrocinados por un lobby y los intereses del lobby en que saliera un
determinado resultado en los sondeos.
Estos jóvenes son un objetivo natural de las
maquinarias de propaganda masiva de actores tan diversos como China, Rusia,
Estados Unidos, el ISIS o determinados partidos políticos locales.
Resulta hipócrita que Donald Trump denuncie la
propaganda de otros países y movimientos políticos hostiles en su suelo cuando
la CIA lleva décadas lanzando operaciones similares en el suelo de los demás y
cuando el mismo es uno de los principales productores de Fake News del momento.
La centralización
de las redes:
Cada vez nodos
concretos como Facebook y Google tienden a convertir la red (Internet), que
nació distribuida, en una nueva red centralizada.
Los algoritmos que sustentan las búsquedas a
través de esos motores y plataformas populares no son públicos, haciendo que
los resultados de las búsquedas sean inquietantes, cuando no aterradores.
Estos algoritmos de los mega concentradores
son los que deciden qué información
recibimos, no seamos ingenuos no es la que queremos, es la que quieren que
recibamos.
El 4 de diciembre pasado el periódico
británico The Guardian en un artículo, analizaba
el carácter tendencioso de los resultados en Google, que es responsable de
cerca de 63.000 búsquedas por segundo en su plataforma, lo que corresponde a 5.500
millones de búsquedas por día en este buscador. Son, otra vez, números
astronómicos que dan lugar a un poder privado astronómico.
La divulgación de Fake News en Facebook, influyó,
aunque no se ha demostrado empíricamente el grado de influencia, en la elección
presidencial de Estados Unidos.
Desde el otro lado del espejo: los nuevos media
nos miran:
Como apunto hace tiempo el periodista
británico Tom Hodgkinson, la CIA no solo
investiga, sino que fomenta estas plataformas de generación de conversaciones.
Lo que decimos, las palabras que usamos, los
sentimientos que expresamos, nuestros gustos en la moda, por donde y con quien
nos movemos, con quien conversamos, como y que conversamos, como, a que y con
quien jugamos, como vivimos, comemos, practicamos el sexo, etc...etc…., todo está
en la nube. Vivimos en un mundo cloud, etéreo, sin referencias, volatil, en definitiva,
gaseoso.
Todo está monitorizado y reconvertido en
mercancía, no sólo nuestros datos, sino los de nuestros amigos, novi@s,
enemigos, cuñados, el vecino del 3º 2ª, el carnicero, etc…
Un estudio de hace algún tiempo de The
Wall Street Journal sobre 100 de las aplicaciones más utilizadas en
Facebook reveló que algunas buscan las direcciones de correo electrónico, la
ubicación actual y orientación sexual, entre otros detalles, no sólo de los
usuarios de la aplicación sino también de sus amigos en Facebook. El popular
servicio de llamadas en línea Skype, por ejemplo, pide fotos de Facebook y las
fechas de nacimiento de sus usuarios y contactos.
Ver mis posts:
El capitalismo gaseoso I:, El Capitalismo Gaseoso
II: Todos somos Mercancia, El capitalismo gaseoso
III: “Más allá de la crisis, la sublimación”
© Albert Pérez
Novell
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